Si se requiere reorganizar una organización, reestructurar sus procesos, promover cambios para mejorar la satisfacción al cliente, aumentar la rentabilidad, evitar accidentes, etc., es imprescindible implementar acciones que mejoren la calidad de vida de colaboradores y empresarios. Una forma de hacerlo es mediante la implementación de talleres de desarrollo humano.
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Las personas que integran las organizaciones son las que configuran la base sólida y necesaria para alcanzar los objetivos establecidos. La comunicación, colaboración, motivación y voluntad de participación son aspectos básicos para establecer empresas humanizadas y orientadas hacia la calidad. Los talleres de desarrollo humano constituyen una herramienta de trabajo contemporánea y eficiente para fomentarlos.
Las verdaderas transformaciones solo son posibles bajo el incremento de la preparación de los recursos humanos por medio de procesos de formación y el propiciar actitudes favorables que generen el trabajo en equipo, la participación y las actitudes de motivación. Las empresas no funcionan bien, no alcanzan sus objetivos y no superan sus problemas si sus integrantes no cooperan comprometidos en un proyecto común.
El éxito empresarial depende de la forma en que se traten los recursos humanos, de cómo se trata la resistencia al cambio y de la forma de motivar e integrar al personal en un proyecto que ilusione.
El recurso humano es el más importante de toda organización
Las personas no son ni pueden ser sujetos pasivos del cambio, son el propio instrumento de cambio y según sus actividades, comportamientos, creencias y emociones serán capaces de orientar más o menos la empresa hacia el éxito.
El factor humano hoy es la clave, el éxito radica en una nueva formación, que prepare a las personas para "el saber ser" tanto como para el "saber hacer", único método para implicar a todas las personas en la ilusión de un proyecto común, del cual todos salen beneficiados.
La humanización de las empresas y organizaciones es perfectamente compatible con la productividad y la competitividad. Es más, las empresas humanizadas del futuro serán las empresas más productivas y competitivas.
¿Qué puede hacer un facilitador por una empresa mediante talleres de desarrollo humano?
- Promover el desarrollo del “auto apoyo”, proceso a través del cual las personas y organizaciones encuentran sus propios recursos y soluciones, a partir de sus darse cuenta, del responsabilizarse y el despliegue de sus potencialidades.
- Facilitar el diagnóstico de problemas dentro de la empresa.
- Movilizar los valores centrales y los compromisos del ser humano.
- Potenciar las competencias de liderazgo.
- Crear relaciones de confianza entre los miembros de la organización. Al aprender sobre comunicación se puede hablar sin problemas de los hechos que se producen y no hacer juicio de cómo son las personas.
- Facilitar que las personas se adapten a los cambios de manera eficiente y eficaz.
- Fomentar el trabajo en equipo, lo cual orienta a que los colaboradores de una organización sigan metas y objetivos comunes con una comunicación efectiva.
- Conseguir que las personas sean más empáticas y asertivas, mejorando así el clima laboral.
- Destapar la potencialidad de las personas, permitiéndoles alcanzar sus objetivos personales y empresariales.
- Reducir el estrés y ayuda a evitar la ansiedad laboral de los colaboradores.
- Permitir a la gente encontrar sentido y valor en su función, para que trabaje motivada y con responsabilidad.
- Ayudar a enfrentar y resolver conflictos.
- Todo esto se realiza bajo una estrategia cuyo objetivo básico es potenciar el factor humano como elemento de éxito para alcanzar los niveles de posicionamiento, crecimiento y servicios centrados por la propia empresa.
¿Cómo se llevan a cabo los talleres de desarrollo humano?
A través de encuentros grupales, los mismos que constituyen “laboratorios de vida”, en donde las personas acuden a experimentar y darse cuenta, más que a entender. Estos espacios están dirigidos por un facilitador/a que no interpreta, sino que abre espacios con un respeto absoluto a las personas, donde el propósito es integrar y no analizar la experiencia ni interpretarla, trabajando con lo que se dice, se hace, se siente, las emociones y los pensamientos.
Cuando este método se aplica en una organización, se practica la realimentación sobre el proceso mismo, con el fin verificar constantemente que los objetivos se cumplan y las estrategias aplicadas en base al aprendizaje descubierto en los encuentros sean efectivas y eficaces.
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