«El hecho de concentrarnos tanto en el rendimiento y en conseguir eficazmente objetivos puede llevarnos a que nos desconectemos de las experiencias importantes, de cómo nos hace sentir lo que estamos haciendo.
Cuando el enfoque está en el rendimiento, emprender una actividad para obtener sobre todo recompensas esperadas, no siempre nos ayuda a conseguir el premio que pensamos se ha merecido nuestro sacrificio, lo que puede provocarnos amargura y frustración.
Por el contrario, cuando el enfoque está en la experiencia, cada momento cuenta. La calidad de la vida que obtenemos al optar por buenas experiencias es su propia recompensa.»
Tomado de: Reencontrar el placer, Dra. Stella Resnick, Editorial Urano.
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